lunes, 15 de septiembre de 2014

“Siempre con Jesús al igual que María”


Ambientación:


El Salvador no está sólo en la Cruz. Y no son sólo los opositores que le oprimen los que están con él, sino también los que le quieren de verdad: como un modelo de entre todos los que en cada tiempo siguen al Crucificado, estaría la Madre de Dios; como ejemplo de los que aceptan sufrir por algo impuesto y luego, sufriendo, tienen la experiencia de la gracia de Cristo, Simón de Cirene; como representante de todos los que son guiados por el Señor, La Verónica. Todos los hombres que a lo largo del tiempo han soportado pacientemente un destino pensando en el sufrimiento del Salvador o aquellos que escogen para sí mismos una vocación expiatoria contribuyen a aligerar la enorme carga de los pecados de la humanidad y así ayudan a llevar el peso de la cruz de Cristo. Aún más, Cristo, la Cabeza, realiza su obra redentora en los miembros de su Cuerpo místico que se unen a él en cuerpo y alma a su obra de salvación. El sufrimiento reparador, que se acepta voluntariamente, es lo que en realidad más profundamente nos une al Señor."
(Santa Edith Stein).



Del evangelio según san Juan

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después, dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.
Jn 19, 25-27


  • ¿Cómo vivo el sufrimiento de los demás? ¿Soy indiferente o me comprometo con ellos?
  • Acoger a María en nuestra casa implica también acoger su dolor. ¿Qué voy a hacer para aceptar a María en mi casa?


Oración:

Madre y Señora nuestra, que permaneciste firme en la fe, unida a la Pasión de tu Hijo, ponemos en ti nuestra mirada y nuestro corazón.
Te acompañamos en tu soledad y te ofrecemos nuestra compañía para seguir sosteniendo el dolor de tantos hermanos nuestros.
Míralos con amor de Madre, enjuga sus lágrimas, sana sus heridas y acrecienta su esperanza para que experimenten siempre que la Cruz es el camino hacia la gloria y la Pasión el preludio de la Resurrección. Amén."

(Benedicto XVI)

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