miércoles, 14 de mayo de 2014

“Me la llevaré a la soledad y le hablaré al corazón”



Ambientación:

¿No nos ha llamado nuestro Señor y Salvador a la soledad por pura gracia, para hablarnos allí al corazón en un clima de intimidad personal? Él se comunica a sus amigos con el don de su consuelo y les revela sus más recónditos secretos en el retiro del aposento, y no en público, ni en la plaza, ni en medio de la barahúnda.
Abrahán, por mandato del Señor, subió a la soledad del monte, donde se dispuso a sacrificar a su hijo Isaac, movido por el galardón de la obediencia, sin vacilar en la fe, antes al contrario, columbrando en la lejanía el fruto de su heroísmo con los ojos de la esperanza: hecho prefigurativo de la pasión de Cristo, que fue el verdadero Isaac. Se ordenó también al sobrino de Abrahán, llamado Lot, que, saliendo de Sodoma, salvara su vida en la soledad del monte sin pérdida de tiempo.
En la soledad del monte Sinaí se entregó la ley a Moisés, el cual se vio allí envuelto de tan vivo resplandor que, a su bajada, los israelitas no podían mirarle al rostro de puro radiante.
La Palabra del Padre todopoderoso se encarnó real y verdaderamente, mientras María y Gabriel tejían su diálogo en la soledad de una estancia. El Dios hecho hombre, cuando se dignó transfigurarse, mostró palpablemente su gloria a sus confidentes de uno y otro Testamento en la soledad del Tabor. Nuestro Salvador subió solo a la soledad del monte para entregarse a la oración. Y ayunó cuarenta días con sus cuarenta noches ininterrumpidamente en la soledad del desierto, donde permitió que el diablo lo tentase, a fin de enseñarnos a nosotros cuál es el lugar más propicio para la oración, la penitencia y la victoria sobre las tentaciones. Jesús –repito– subió a la soledad del monte o del desierto para orar; sin embargo, bajaba del monte, como leemos en el Evangelio, cuando tenía a bien predicar al pueblo o manifestar sus obras.
El mismo Cristo, que estableció a nuestros Padres en la  soledad del monte, se ofreció a ellos y a sus sucesores como modelo, queriendo que su proceder, siempre tan misterioso, sirviera de ejemplo.
Algunos de nuestros antepasados abrazaron en otro tiempo esa venerable norma de conducta de nuestro Salvador, y así, conscientes de su imperfección, pasaban la mayor parte de la vida en el yermo, pero, deseosos de hacer el bien a sus hermanos, sin por ello descuidar el suyo propio, bajaban de allí, aunque solo en contadas ocasiones, para sembrar a manos llenas lo que antes habían segado sosegadamente con la hoz de la contemplación, desprendiendo los granos de las espigas en la trilla de la predicación de la Palabra.
(De la Ignea Sagitta del prior general Nicolás Gálico)


Del evangelio según san Lucas

Pero María lo conservaba y meditaba todo en su corazón.
Lc 2, 19

*      ¿Por qué meditaba María la historia de su vida en su corazón?
*      ¿Sientes cómo Dios quiere tener un encuentro personal contigo?

Oración:

"La actitud observada por la Virgen durante los meses que transcurrieron entre la Anunciación y la Navidad debe ser el ideal de las almas interiores, de esos seres que Dios ha elegido para vivir dentro de sí, en el fondo del abismo sin fondo. ¡Con qué paz, con qué recogimiento se sometía y se entregaba María a todas las cosas! Hasta las más vulgares quedaban divinizadas en Ella pues la Virgen permanecía siendo la adoradora del don de Dios en todos sus actos".
(El Cielo en la Tierra, Isabel de la Trinidad)