domingo, 19 de enero de 2014

“Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”




Ambientación: 


Hemos comenzado un nuevo año. Y en nuestro interior surgen multitud de buenos deseos, de ilusiones, de proyectos… Queremos seguir construyendo el Reino de Dios entre nosotros. ¿Pero como ser contructores de todo eso? ¡Hay tanto por hacer! ¿Por dónde comenzar? Tendremos que ser conscientes de nuestras limitaciones y nuestra pequeñez. Dejar de pensar en ser heroes de comic y ser heroes de los pequeños gestos cotidianos. Y así como nos moja la lluvia, gota a gota, hasta dejarnos empapados. Pidamos a Nuestra Madre ser gotas que van empapando todo lo que alrededor de nuestras vidas nos vamos encontrando.
Que los versos del poeta carmelita Fray Pedro de Padilla, amigo de Cervantes y Lope de Vega, nos lleven a confiar en María nuestras peticiones, como nuestra madre y mediadora.





  
Del evangelio según san Mateo

Pedid y os darán, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán, pues quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre. ¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide pescado, le da una culebra? Pues si vosotros, con lo malos que sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más dará vuestro Padre del cielo cosas buenas a los que se las pidan!
Mt 7, 7-11


Oración:
Sin que nuestro demerito lo vede,
Hace siempre el oficio de abogada
Con el que todo lo que quiere puede,
Y de quien es tan tiernamente amada;
Y nunca en tal efecto le sucede
No salir su demanda despachada
Porque en el consistorio soberano
Jamás ha dado petición en vano.
Con el Hijo intercede como madre
Y así le otorga cuanto pide y quiere:
Y como á hija tal el sumo padre
No le ha de negar cosa que pidiere,
Y lo que á nuestro bien se ajuste y cuadre,
Siempre que granjearlo pretendiere
Del Espíritu inmenso sacrosanto,
Lo tendrá cierto, por amarla tanto.
Y como por los hombres pide y ruega,
Del uno y trino siempre tan amados,
Que el Padre de su Hijo hizo entrega
Por amor, para verlos libertados,
De los tres nunca nada se le niega,
Antes huelgan de ser importunados;
Que amado siervo que tan caro cuesta
Intercesión por él nunca molesta.
Y más cuando persona tal la hace,
Que aunque en efecto aquel se aborreciera,
En fe de lo que agrada y satisface
Quien lo pide, con gusto se hiciera;
Y así no hay cosa que la Virgen trace,
Y para el bien de los humanos quiera,
Que de su intercesión al primer lance
Como la significa no la alcance.
El segundo lugar la Virgen santa
Tiene para valer al hombre humano,
Y su favor á tanto se adelanta
Que nadie la llamó jamás en vano:
Y es la merced que hace tal y tanta,
Y el bien que se reparte por su mano
Como de Dios le tiene tan sin tasa,
Que á toda relación humana pasa.

Fray Pedro de Padilla, O.Carm.