Ambientación:
Estamos
meditando los últimos días de la vida de Cristo. Los días en los que su entrega
se hace más patente al darnos su propia vida para que nosotros tengamos vida. Y
el relato de la pasión, como nos eshortaba el Papa Francisco el Domingo de
Ramos, tenemos que identificarnos con uno de los personajes que en ella
aparecen. La pasión de Cristo sigue siendo algo actual. ¿Cómo queremos vivirla
nosotros? ¿Con quién nos identificamos? Un personaje silencioso aparece en el
relato. No habla pero sus gestos, su dolor, su aceptación, su confianza, su
esperanza… son gritos que nosotros tenemos que escuchar en nuestro corazón de
hijos. María, una vez más nos muestra su llamada, su vocación, su sí… Ella
engendró primero en su corazón al Mesías. Y por eso ella misma también nos lo
entrega desde su corazón. Pues su acción es fruto de su amor.
De la Constitución dogmática Lumen Gentium
"También
la Virgen bienaventurada avanzó en esta peregrinación de la fe y mantuvo
fielmente su comunión con el Hijo hasta la cruz ante la cual resistió en pie
(cf Jn 19,25), no sin cierto designio divino, sufriendo profundamente con su
unigénito y asociándose a su sacrificio con ánimo maternal, consintiendo amorosamente
en la inmolación de la victima que ella había engendrado" (LG 58)
¿A qué le he
dicho yo sí a Dios?
¿Sigo siendo
fiel a mi compromiso con Dios aunque eso produzca dolor?
Oración:
"Siempre
hemos visto que los que más cercanos anduvieron a Cristo nuestro Señor fueron
los de mayores trabajos: miremos lo que pasó su gloriosa Madre y sus gloriosos
apóstoles" (Moradas VII 4,5) Por eso te pedimos que nos acompañes y
fortalezcas siempre en nuestro camino de querer parecernos cada vez más a ti.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario