Ambientación:
He aquí la Reina del cielo, mi
hermana […] También tú, hermano del Carmelo, con diligente atención muéstrate
como hermano bueno […] Ella es dulce, de una dulzura inestimable; es bella, de
una belleza inefable: ella ofrece a quien la contempla un milagro grande de
belleza. El Creador de todo el universo gastó todos sus colores para su belleza
y quiso demostrar toda la habilidad de su arte. […]
No se la puede nombrar sin inflamarse, ni se puede pensar en
ella sin que se alegre el cariño de los que la aman. Ella no entra en un
religioso recuerdo sin la dulzura de que ha sido divinamente dotada. Por tanto,
su amado nombre se hace dulce a tu corazón y a tu boca. Repetirlo a menudo es
de estímulo eficaz para renovar el alma. […]
Tráela muchas veces a tu mente, cuantas veces te sientas
distraido, negligente o mal ocupado. Haciendo esto, te perfeccionarás cada día
en la verdadera custodia del corazón, en la quietud interior y en toda virtud.
[…]
Quererla es suma virtud; ser queridos por ella es la más
grande felicidad.
(Arnoldo
Bostio, O.Carm. 1445-1499)
Del evangelio según san Lucas
Cuando
decía esto, una mujer de la multitud alzó la voz y dijo: ---¡Dichoso el vientre
que te llevó y los pechos que te criaron! Él replicó: ---¡Dichosos, más bien,
los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
Lc 11, 27-28
Oración:
María,
modelo de caridad perfecta, haz que en nuestra comunidad, vivamos como hermanos
en el Señor. A ti, que eres Madre y hermana de los Carmelitas, te pedimos que
intercedas por nosotros a Dios para que construyamos nuestra familia desde la
alegría de la fe. Amén
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